Señor nuestro Dios, nos regocijamos de poder llamarnos tus hijos. En nuestra debilidad te pedimos refugio en tus manos. Fortalécenos en la fe y esperanza de que con seguridad nuestras vidas vayan por el camino recto, no por nuestro propio esfuerzo, sino por medio de tu protección. Concede que a través de tu Espíritu, lleguemos a percibir más y más que estás con nosotros. Ayúdanos a estar alertas en nuestra vida cotidiana y escuchar cuando tú nos quieres decir algo. Revela el poder y la gloria de tu reino en muchas personas, para la gloria de tu nombre, y apresura la llegada de todo lo bueno y verdadero en la tierra. Amén.

Oracion

Amado Padre que estás en el cielo, ante ti estamos como tus hijos y alzamos a ti nuestra mirada. Somos pobres y necesitados, a menudo desdichados y atormentados. Permite que tu mirada descanse sobre nosotros y nos concedas la ayuda que necesitamos. Bendícenos cuando nos reunimos en el nombre de Cristo Jesús, para que seamos un pueblo que aprende a servirte en todos los caminos que andamos, aunque sea difícil. Danos una fe verdadera para cada momento. Que tengamos alegría y confianza en que estás con tus hijos, y que permaneces con ellos para siempre, hasta la gran hora de la redención, cuando nos regocijaremos con todas las generaciones pasadas y con todos los que viven hoy día. Amén.

Oracion

Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Efesios 3:14-17a

Señor nuestro Dios, tú eres nuestro Padre, y los seres humanos sabemos que el fondo de nuestro corazón te pertenece. Te pedimos que nos guardes firmemente por medio de tu Espíritu, para no vivir al nivel de nuestra naturaleza pecaminosa, sino continuar firmes en el llamado que nos has dado, el alto llamado a lo que es eterno. Que todas nuestras experiencias obren en nosotros para bien, trayéndonos la alegre certeza de que tú reinas en nosotros con tu Espíritu, que promueves el bien en todas partes del mundo y sensibilizas a más y más gente en lo que es bueno, justo y perfecto. Amén.

Señor nuestro Dios