Señor nuestro Dios, que tu luz alumbre en nuestros corazones, la luz que nos puede alegrar y guiar hasta calmar todo nuestro anhelo. Que la naturaleza superior, nacida en nosotros, sea cada vez más fuerte, para que la naturaleza inferior y perecedera no nos domine. Concédenos ser vencedores y que nuestros corazones se regocijen por tener el privilegio de luchar por el bien supremo, porque somos tus hijos y podemos compartir en lo que es eterno. Amén.
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