Amado Padre que estás en el cielo, te damos gracias por mantener abierto un camino en nuestros corazones y por traernos la paz de Jesucristo. Ayúdanos a mantener abierto este camino. Concédenos la paz en este mundo devastado por tempestades. Concédenos la paz cuando muchas dificultades e incertidumbres intentan ocupar nuestros corazones. No tenemos fuerza en nosotros mismos, solamente en él, quien vive y nos da fortaleza, quien está a nuestro lado y nunca nos abandonará. Su luz siempre irrumpirá de nuevo entre nosotros. Su luz alumbrará sobre mucha gente y los conducirá al día prometido; el día que dará cumplimiento a todas nuestras esperanzas. Amén.
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