¡Señor nuestro Dios!, ¿qué nos puede separar de tu amor? ¿Acaso pueden dificultades, temor, persecución, hambre, desnudez, peligro o la espada? En todas estas cosas somos más que vencedores, por medio de él, quien nos amó. Amado Padre que estás en el cielo, deseamos ser valientes. Tú responderás nuestras oraciones y nos darás, una y otra vez, la fortaleza, el poder de tu Espíritu, el único poder que puede fortalecernos. Te damos gracias por todo lo que has hecho por nosotros. Ayúdanos para avanzar de victoria en victoria, hasta que todo en la tierra sea vencido por el bien, para honor tuyo en toda la humanidad. Amén.
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