Hulda Erdman cumplió 106 años este mes y, cuando le preguntaron por el secreto de su longevidad, la centenaria ofreció una respuesta sencilla pero profunda: «Mi Señor».
Después de decirle a FKYR-TV que no sabe «dónde se fueron esos 106 años», atribuyó su larga vida a Dios y a su participación en el coro de su iglesia.
—Bueno, querida, no hay ningún secreto —dijo Erdman—. Mi Señor me ha hecho así de vieja. Canto en el coro y todo ese tipo de cosas.
Además de su fe en el Señor, la parte más importante de la vida de Erdman ha sido su afinidad por la música. Toca el piano desde hace años, una habilidad que aprendió viendo tocar a su hermano, aunque no sabe leer partituras; toca completamente de oído.
«Todo está en mi cabeza», dice Erdman después de tocar una canción al piano en el Baptist Health and Rehab de Bismarck (Dakota del Norte), donde vive. “Mis brazos se cansaron. Dijeron: ‘¡Ya es suficiente, abuela!’”.
A pesar de algunos dolores generales derivados de la artritis, Erdman goza de muy buena salud.