El jugador Alfred Joel Horford Reynoso, también conocido como Al Horford, obtuvo su primer título de la NBA el pasado lunes (17).
Tras la victoria de los Boston Celtics sobre los Dallas Mavericks, que significó el campeonato número 18 para la franquicia, el deportista expresó su gratitud hacia Dios.
Con 38 años, Horford ingresó a la selecta lista de campeones después de haber disputado más de 1000 partidos en sus 17 temporadas como profesional.
“Gloria a Dios”, dijo durante la ceremonia, quien es abiertamente cristiano y comparte su fe cada que tiene oportunidad en los medios y en su vida diaria.
“Sé que he dicho esto antes, pero quiero darle gloria al Señor por ponerme en esta posición”, dijo al portal NBA.
El nativo de Puerto Plata, República Dominicana, Horford, consiguió 9 puntos y capturó 9 rebotes durante el juego, lo que permitió a los Celtics lograr una ventaja de 20 puntos. Su relación con Jesús no es algo nuevo.
“Todo el propósito de mi vida es agradar a Dios, hacer su voluntad y vivir mi vida según su ejemplo. Así es como llevo mi vida y luego sé que el resto encajará, ya sea que yo sea un jugador de baloncesto, sea el mejor padre, sea el mejor marido y simplemente trate de ayudar a todos los que pueda en el camino», testificó en 2021.
Asimismo, confesó en un podcast que Dios se ha convertido en un fundamento clave en su vida.
“Cada día, cuando oro, siempre estoy dando gracias y dando gloria por tantas cosas”, expresó.
Horford, jugador de baloncesto, dedica tiempo a leer la Biblia diariamente y busca tener encuentros con otros cristianos a pesar de sus constantes viajes durante la temporada.
El entrenador del equipo, Joe Mazzulla, menciona que sigue los valores de liderazgo de Jesús y para celebrar una victoria, llevó una camiseta con la frase «Pero primero déjame agradecer a Dios».
Mazzulla comparte su fe en Jesús en entrevistas y declaraciones posteriores a los partidos, afirmando que se inspira en el liderazgo de Jesús para llevar a cabo su trabajo.
A pesar de haber enfrentado problemas y haber sido arrestado en su juventud, Mazzulla explica cómo su perspectiva de la vida cambió después de un encuentro con Cristo y ahora se considera constante en su fe y reconoce que encontró su identidad y propósito en ella.
“Realmente tenía que entender la gracia, y cuando lo hice, entendí la necesidad de rendirme. A partir de entonces me di cuenta del equilibrio entre el orgullo y la humildad, y cómo alinear mi corazón con el impacto que produce mi relación con Cristo”, concluyó el entrenador Mazzulla.