Nos sentimos satisfechos y plenos en Dios, no por las cosas que él nos da, sino por lo que él es para nosotros. Y ahí está la diferencia de cuando nos acercamos a Dios con la intención correcta o equivocada. Es cuestión de entender que aunque solo Dios puede satisfacer nuestras necesidades más profundas, solo en Él podemos experimentar la verdadera Plenitud y satisfacción de nuestras vidas, a pesar de que nos falte todo. Que hoy y cada día puedas sentirte satisfecho en Dios. Bendiciones

por Rafael Osorio.

Buenos días.