Durante un sermón en Ucrania, el evangelista brasileño Guilherme Batista ministra el pasaje bíblico sobre la maravillosa pesca, destacando la importancia de compartir las bendiciones recibidas de Dios con otros.
En su sermón, Guilherme compara el compartir con la historia de Pedro, quien compartió el pescado con otras barcas después de la pesca milagrosa. Subraya que guardar solo para uno mismo es como un barco que se hunde.
Guilherme enfatiza la transformación que Pedro experimentó al regresar a la orilla y tener un encuentro con Jesús, un momento que cambió su vida para siempre. En su explicación, el evangelista preguntó a su audiencia que imaginaban el rostro de Pedro y el de Jesús en ese momento crucial. Después, señala al traductor, quien se convierte en el centro de atención.
En un momento conmovedor, Guilherme abraza al joven traductor, quien comienza a llorar emocionado.
“Si yo fuera Pedro, le diría a Jesús: ‘Dime dónde están los peces y yo iré allí y los atraparé, así cada uno recibirá el 50% y seremos ricos’”, continuó el evangelista.
“Jesús dice: ‘¿Te ha parecido extraordinario, Pedro? Lo que voy a hacer en tu vida es mucho más grande que todo esto. Os haré pescadores de hombres; venid y seguidme’. Jesús siempre nos pedirá que dejemos algo atrás. Pedro podría ser como nosotros y pensar en lo que estamos dejando atrás. Sería la decisión más importante de su vida. Me imagino a Pedro mirando los peces y a Jesús”, comentó el predicador.
Guilherme simbolizó el llamado de Jesús a Pedro al tomar la mano del traductor y caminar con él, un gesto que conmovió profundamente al joven. Este quedó abrumado por la presencia de Dios, llorando intensamente mientras continuaba traduciendo entre lágrimas y sollozos.
Finalmente, el traductor se vio obligado a interrumpir su trabajo debido al torrente de emociones que lo invadió.
“Pedro debió decir a la gente: ‘Este hombre me invitó a seguirlo mirándome a los ojos. Era imposible no ir con Él.’ En el primer sermón de Pedro, más de tres mil personas entregaron sus vidas a Jesús”, destacó Batista.
“En la barca de cada uno pasa hoy Jesús y le dice: ‘Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres’”, finalizó.
Durante este emotivo mensaje, 26 personas decidieron entregarse a Cristo. Guilherme Batista sintió una convicción del Espíritu Santo sobre la presencia de más personas que necesitaban ser parte de ese momento.
En una sorpresa para todos, el traductor también expresó su deseo de convertirse, bajó del púlpito y se unió a los nuevos creyentes frente al altar.
“Mi traductor está aquí entregando su vida a Jesús”, dijo el evangelista, mientras la iglesia reventó en aplausos.
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