Sarah Salviander, una destacada investigadora astrofísica, pasó de ser atea a teísta durante sus estudios universitarios al observar el orden y la elegancia del universo.
Actualmente, trabaja en el Departamento de Astronomía de la Universidad de Texas y es profesora en la Universidad Southwestern. Su conversión se debió a la comprensión de que el universo no podía ser simplemente casualidad.
Sarah creció en un entorno ateo y agnóstico, lo que le dio una visión negativa del cristianismo desde temprana edad. Sin embargo, al conocer a cristianos felices e inteligentes durante sus estudios, su percepción cambió.
Sus profesores de física, quienes eran cristianos, ejercieron una influencia positiva en ella, reduciendo su hostilidad hacia la fe.
A través de su sitio web, Sarah y su esposo escriben sobre la conciliación entre la ciencia y la fe, ayudando a otros cristianos a entender cómo ambas pueden coexistir. Su trabajo busca demostrar que la ciencia y la religión no son mutuamente excluyentes, sino que pueden complementarse para ofrecer una visión más completa del mundo y del universo.
Salviander se unió a un grupo del Centro de Astrofísica y Ciencias Espaciales (CASS) que investigaba el Big Bang, lo que marcó un punto crucial en su conversión. Este estudio le permitió apreciar el orden subyacente del universo, lo que comenzó a desmontar su escepticismo hacia la fe.
“Comencé a sentir un orden subyacente en el universo. Sin saberlo, estaba despertando a lo que tan claramente nos dice el Salmo 19: Los cielos declaran la gloria de Dios; Los cielos proclaman la obra de sus manos”, recordó.
Sarah comenzó a cuestionar su visión inicial de que la religión era filosóficamente trivial. En la universidad, conoció a un estudiante finlandés que se había convertido al cristianismo, con quien se casó y más tarde se convirtió ella también.
Aunque inicialmente tenía dudas sobre la autenticidad de su fe, eventos personales como su lucha contra el cáncer y la pérdida de su hija la llevaron a una conexión más profunda con Dios.
Su esposo, también ateo en su juventud, fue una influencia clave en su conversión. A pesar de enfrentar desafíos como enfermedades graves, ambos se recuperaron. Sin embargo, la muerte de su hija Ellinor fue un golpe devastador que, paradójicamente, fortaleció su fe al tener una visión de su hija en brazos de Dios.
Ahora, Sarah dedica su vida a compartir cómo su relación con Dios ha transformado su vida. Su pasión por el espacio se ha convertido en un deseo de conexión con lo divino, y siente un fuerte llamado a ministrar a otros a través de su trabajo en astronomía y astrofísica.
“Decidí ayudar a otros que luchan con la duda. También quiero ayudar a la gente a responder con confianza a los falsos argumentos ateos. Luché con esto porque sé que será un camino difícil de recorrer. Pero el significado del sacrificio de Jesús no deja ninguna duda sobre lo que debo hacer”, finalizó su testimonio.