Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá? Jeremías 17:9

En la sociedad actual, estamos rodeados de un mundo cada vez más complejo, y la niebla y la confusión en nuestros corazones también aumentan día a día. El engaño del corazón humano es como un laberinto escondido, y es difícil comprenderlo completamente incluso si nos esforzamos por encontrarlo. De hecho, a menudo nos enfrentamos a todo tipo de fraude, hipocresía y comportamiento impredecible, todos los cuales se originan en la corrupción de Satanás: el engaño del corazón humano. El engaño del corazón humano se refleja en nuestra percepción de nosotros mismos y de los demás. En las relaciones, a menudo nos encontramos con hipocresía y traición porque las verdaderas intenciones de las personas suelen ser difíciles de ver. En el mundo ilusorio de las redes sociales, las personas muestran la belleza y el éxito de sus vidas mientras encubren sus ansiedades e inseguridades internas.

A menudo nos sentimos confundidos por el glamour superficial y nos resulta difícil ver la verdadera naturaleza de nosotros mismos y de los demás. El engaño del corazón humano también se refleja en nuestras acciones y elecciones. Cuando la codicia y las ganancias nos impulsan, a menudo optamos por satisfacer nuestros propios deseos, recurrimos al engaño a toda costa e ignoramos las enseñanzas de Dios y las advertencias de la conciencia. Lo que la gente oye son palabras engañosas y lo que ven son ilusiones, entonces ¿no caen ellos mismos en ello? Los corazones humanos son cada vez más engañosos, hasta el punto de ser extremadamente malos. Entonces, ¿cómo podemos evitar el engaño y vivir como una persona honesta? Dios dice: “Que Dios les pida a las personas que sean honestas demuestra que verdaderamente aborrece y detesta a los taimados.

La aversión de Dios a las personas taimadas es una aversión a su manera de hacer las cosas, a su carácter, a sus intenciones y a sus métodos de engaño; a Dios le disgustan todas estas cosas. Si las personas taimadas son capaces de aceptar la verdad, admiten sus actitudes taimadas y están dispuestas a aceptar la salvación de Dios, entonces también tienen la esperanza de ser salvadas, porque Dios trata a todas las personas por igual, tal como lo hace la verdad. Por eso, si queremos llegar a ser personas que agrademos a Dios, lo primero que debemos hacer es cambiar de principios de conducta: no podemos seguir viviendo de acuerdo con las filosofías satánicas, no podemos seguir valiéndonos de la mentira y el engaño. Debemos desechar todas las mentiras y volvernos honestos. De este modo cambiará la visión que Dios tiene de nosotros”.

“Honestidad significa dar tu corazón a Dios; ser auténtico y abierto con Dios en todas las cosas, nunca esconder los hechos, no tratar de engañar a aquellos por encima y por debajo de ti, y no hacer cosas solo para ganarte el favor de Dios. En pocas palabras, ser honesto es ser puro en tus acciones y palabras, y no engañar ni a Dios ni al hombre”.

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