El rey David puso en Dios su confianza y fue tal la convicción de su existencia, que mantuvo una estrecha relación con El Señor que lo llevaba a exhalarlo y adorarlo por medio de la alabanza: “Tú eres escudo alrededor de mi y mi gloria», decía. Y es que el rey descubrió una realidad divina y es esta: cuando tú alabas a Dios, incluso en medio de las dificultades, el dolor disminuye, la angustia desaparece y tú comienzas a darte cuenta de que hay solución, aún para los problemas más difíciles.
Hoy es un nuevo día, nunca olvides que Dios es más grande que cualquier inconveniente que se pueda presentar; por lo tanto, contra todo pronóstico alaba el Nombre del Señor, pues la fe en Jesús te dará la fuerza y el optimismo que necesitas para vencer y su amor echará de ti todo temor.
*Dios te Bendiga