Abdu Murray tenía un don para desmantelar la fe de los cristianos… hasta que dejó de hacerlo.
El apologista cristiano nació y creció en Detroit, hijo de padres musulmanes que lo educaron en la tradición islámica. En los años 80, cuando Murray lidiaba con cuestiones de fe, veía a los cristianos culturales (una moda que todavía estaba muy en boga en ese momento) como “frutos al alcance de la mano”.
Era fácil, dijo en un episodio reciente del programa “Faith vs. Culture” de CBN, discutir con aquellos cuya fe era, en su opinión, frágil y apenas lo suficientemente robusta como para soportar las críticas.
“Los cristianos culturales abundaban”, dijo Murray. “Para mí eran una fruta madura y pensaba que el islam era la verdad y que todos debían creer en cosas verdaderas y no falsas. Veía el cristianismo como un sistema de creencias equivocado, aunque pudiera haber sido sincero”.
Él consideraba que los cristianos eran personas que querían reconocer la grandeza de Dios, pero no lo hacían correctamente. Creía que los principios centrales del cristianismo —la venida de Jesús a la tierra en forma humana, su muerte en la cruz y el concepto de la Trinidad— “insultaban la grandeza de Dios”.
En el camino, Murray encontró a su igual. Se encontró con cristianos que sabían lo que hacían, creyentes que habían estudiado las Escrituras, cuya fe era inquebrantable y había sido puesta a prueba en batalla, una realidad que Murray no esperaba.
“Había algunos cristianos que sí sabían de lo que hablaban y me dieron respuestas excelentes a mis objeciones”, dijo. “Lo que tuve que averiguar fue: ‘¿Creo en algo porque es tradición o lo creo porque es verdad?’”.
Murray recordó que intentó, como él lo expresó, “quitarle la fe” a una pareja de cristianos. Cuando se disponía a discutir con los dos creyentes, dijo que se topó con Lucas 3:8 .
El pasaje del Nuevo Testamento dice: “Produzcan frutos dignos de arrepentimiento. Y no comiencen a decirse a sí mismos: “Tenemos a Abraham por padre”. Porque les digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras” (RVR1960).
Juan el Bautista estaba advirtiendo contra la creencia en que la tradición o el ritual podrían traer salvación.
“De pronto se me ocurrió que estaba desafiando a los cristianos al decir: ‘No creas en algo sólo porque es tradición; créelo porque es verdad’. Pero Juan el Bautista, en una Biblia en la que ni siquiera creía, me estaba desafiando y diciendo: ‘No creas en algo sólo porque es tradición; créelo porque es verdad’. Y eso inició una investigación filosófica, teológica, histórica y existencial de nueve años sobre los fundamentos de varias cosmovisiones, incluyendo –y especialmente– el islam y la fe cristiana”.
En última instancia, dijo Murray, lo conmovió la evidencia histórica del ministerio terrenal de Jesús y la realidad de que el deseo de su corazón y su curiosidad intelectual “pudieran fusionarse en la fe cristiana”. El cristianismo, explicó, hablaba a todo su ser.
“A lo largo de esos nueve años”, dijo, “comencé a ver no solo la verdad y la belleza, sino también el valor de abrazar el mensaje del Evangelio”.