La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 presentó un espectáculo innovador y polémico, donde se combinó un desfile de deportistas con actuaciones artísticas en el río Sena.
Una de las representaciones más discutidas fue la de varios drag queens que recrearon La Última Cena de Leonardo da Vinci, lo que generó críticas por su insensibilidad hacia el sentimiento religioso de muchos. Este momento se volvió viral, alimentando debates acerca de los límites del arte y el respeto a las creencias, ya que claramente fue una escena que usaron para burlarse del cristianismo.
El desfile, que marcó un hito al celebrarse fuera de un estadio, tuvo lugar en un trayecto de seis kilómetros que culminó en la plaza del Trocadero.
A pesar de la lluvia que amenazó con arruinar el evento, París logró ofrecer un espectáculo impresionante, aunque en ocasiones se percibió que sus intentos por impresionar podían haber excedido los límites.
La combinación de cultura y deporte fue un intento por atraer la atención global hacia la capital francesa.
La ceremonia, que contó con la participación de varios artistas, estuvo encabezada por la reconocida Lady Gaga, añadiendo un toque de modernidad al evento. Sin embargo, la representación de La Última Cena fue la que acaparó la mayoría de las conversaciones, evidenciando la delgada línea entre arte provocativo y sensibilidad cultural.
«Usar la imagen de la Última Cena en los Juegos Olímpicos de París es un insulto para los que somos cristianos. ¿Dónde queda el respeto por las creencias religiosas?», comentó el máximo dirigente del fútbol doméstico en España, Javier Tebas.
«La degradación del mundo occidental está en sus picos»; «Profanar ‘La última cena’ con Drag Queens es profanar Italia», han comentado algunos usuarios en la red social X.
Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París se disculparon el domingo con aquellos que se sintieron ofendidos por una representación que evocaba “La última cena” de Leonardo da Vinci durante la ceremonia de apertura.
La representación provocó la condena de conservadores religiosos a nivel global, quienes criticaron las «escenas de burla» que consideraron una ofensa al cristianismo.
La conferencia de obispos de la Iglesia Católica francesa expresó su desaprobación, un sentimiento respaldado por Maria Zakharova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso. Asimismo, la Comunión Anglicana en Egipto manifestó su “profundo pesar”, sugiriendo que el COI podría perder su esencia deportiva y humanitaria.
El director artístico de la ceremonia, Thomas Jolly, declaró que el propósito era celebrar la diversidad y rendir homenaje a la cultura y gastronomía francesa. Sin embargo, la controversia generada ha suscitado un debate sobre la adecuación de usar temas religiosos en eventos de esta magnitud.
Durante una conferencia de prensa del Comité Olímpico Internacional, la portavoz de París 2024, Anne Descamps, fue consultada sobre el descontento.
Con las disculpas ofrecidas, los organizadores buscan abordar la sensibilidad de las diferentes comunidades y reafirmar su compromiso con la inclusión y el respeto. La situación pone de relieve los desafíos que enfrenta el arte y la creatividad en la intersección de la cultura y la religión.
El manejo de la respuesta a esta controversia será crucial para la continuación de los preparativos de los Juegos Olímpicos.
“Está claro que nunca tuvimos la intención de faltarle el respeto a ningún grupo religioso. Al contrario, creo que con Thomas Jolly realmente intentamos celebrar la tolerancia comunitaria. Si nos fijamos en los resultados de las encuestas que compartimos, creemos que esta ambición se logró. Si alguien se ha sentido ofendido, por supuesto que lo lamentamos muchísimo”, dijo Descamps.
“No quiero ser subversivo, ni burlarme ni escandalizar. Sobre todo, quería enviar un mensaje de amor, un mensaje de inclusión y no dividir en absoluto”, finalizó.