Señor nuestro Dios, júntanos a todos como un solo rebaño. Danos tu Espíritu para que podamos conocerte, para que nuestros corazones se llenen de alegría, no solamente por nosotros mismos sino también por los demás. Erradica el mal que hay en la tierra y borra todo lo que te ofende: toda mentira, engaño y odio entre las naciones. Concede que toda la humanidad pueda llegar a conocerte, para que desaparezcan la desunión y el conflicto, y tu reino eterno surja en la tierra, y podamos regocijarnos en él. Porque tu reino puede llegar a la gente aun estando en la tierra, para darles felicidad y hacerlos tus propios hijos. Sí, Señor Dios, queremos ser tus hijos, tu pueblo, sostenido de tu mano, para que tu nombre sea honrado, venga tu reino y se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Amén.
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