Jehová dijo: “Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces” (Jeremías 33:3). Cuando el profeta Jeremías fue encarcelado en Babilonia, Dios le dio Su promesa a Jeremías. Mientras Jeremías invocara a Dios, recibiría la respuesta y la inspiración de Dios. A partir de esto, podemos ver que Dios espera que las personas puedan invocarlo sinceramente y buscar Su sabiduría y guía, especialmente en tiempos difíciles, y necesitan orar de corazón a Dios para obtener Su ayuda para superar las dificultades. Al igual que cuando Moisés sacó a los israelitas de Egipto, había el Mar Rojo frente a ellos y los perseguidores egipcios detrás de ellos. Moisés oró sinceramente a Dios y recibió la ayuda de Dios. Dios abrió el Mar Rojo y los israelitas pasaron sin problemas; también, Daniel fue incriminado por otros. Cuando lo arrojaron al foso de los leones, oró con sinceridad a Dios, y Dios envió un ángel para sellar la boca de los leones, así que Daniel no resultó herido en absoluto. De estos ejemplos podemos ver que cuando miramos a Dios con sinceridad y le ofrecemos oraciones, podemos obtener ayuda de Dios.
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