Una cristiana perseguida en Sudán compartió cómo mantuvo su fe firme en medio de la guerra y la intolerancia religiosa después de ser golpeada por no negar a Jesús.
Fátima y su familia se vieron obligados a huir a Sudán del Sur en medio de los conflictos, donde ella, siendo musulmana en ese momento, descubrió la esperanza en Cristo mientras escuchaba el Evangelio por primera vez en un campo de refugiados.
A pesar de los peligros y el sufrimiento que enfrentaban los cristianos en la región, Fátima decidió entregarse a Jesús y mantenerse fiel a su fe.
“Acepté al Señor Jesús como mi Salvador y Señor. Encontré libertad y vida eterna en Él”, dijo a Global Christian Relief.
“Mi fe significa mucho para mí. Significa libertad total de la esclavitud que me mantuvo encarcelado durante décadas”, añadió.
A pesar de la oposición de su esposo musulmán, Fátima y sus hijos decidieron comenzar a ir a la iglesia. Ante esto, él la intimidó con la idea de matarla si no abandonaba a Jesús y regresaba al Islam.
Cuando Fátima se mantuvo firme en su fe en Cristo, su esposo la agredió con una barra de metal, causándole una grave fractura en el fémur.
“La próxima vez, si no dejas de asistir a esta iglesia de tu Jesús, te mataré”, amenazó el marido.
“Aunque me mates, mi espíritu irá a Dios, porque sólo mataste el cuerpo físico”, le respondió ella.
Y aunque todo esto le supuso un trauma, ella decidió continuar la carrera de la fe y creerle a Dios por la conversión de su marido.
“Decidí seguir a Jesús”, dijo.
La guerra en Sudán, que cumplió un año el 15 de abril, comenzó con una disputa entre el ejército sudanés y el grupo paramilitar RSF en la capital, Jartum. Esta guerra civil ha provocado una crisis alimentaria y más de 8 millones de desplazados internos y refugiados, impidiendo que las ONG brinden apoyo adecuado.
Los cristianos en Sudán enfrentan dificultades excepcionales durante la guerra, ya que no reciben el mismo apoyo de las comunidades como el resto de la población. Muchos se refugian en iglesias para evitar la discriminación por su fe y sufren ataques, además de ser víctimas de la opresión por abandonar el Islam para seguir a Cristo.